Nuestros perros no pueden decirnos con palabras cuando algo anda mal. Por eso, es nuestra responsabilidad como dueños atentos aprender a reconocer las señales sutiles (y no tan sutiles) que indican un problema de salud. Ignorar estos síntomas puede agravar una condición que, detectada a tiempo, podría tener un tratamiento sencillo.

Si bien cada perro es un mundo, hay ciertos cambios en el comportamiento y en el estado físico que nunca deben pasarse por alto. Aquí te presentamos 5 señales clave que indican que es hora de agendar una visita al veterinario.

1. Cambios drásticos en el apetito o la sed

¿Tu perro, que usualmente devora su comida, de repente muestra desinterés? ¿O, por el contrario, parece tener un hambre o una sed insaciable? Ambos extremos son motivo de preocupación. La pérdida de apetito puede indicar desde problemas dentales hasta enfermedades sistémicas, mientras que un aumento excesivo (polidipsia) puede ser señal de diabetes o problemas renales.

2. Letargo o falta de energía inusual

Todos los perros tienen días más perezosos, pero si notas que tu compañero, normalmente activo y juguetón, pasa la mayor parte del día durmiendo, se muestra reacio a salir a pasear o jugar, y parece apático, es una clara señal de alerta. El letargo es un síntoma común en una amplia gama de enfermedades, desde infecciones hasta problemas cardíacos.

3. Vómitos o diarrea persistentes

Un episodio aislado de vómito o diarrea puede no ser grave, especialmente si tu perro comió algo que no debía. Sin embargo, si los episodios son frecuentes (más de dos veces en 24 horas), contienen sangre, o van acompañados de otros síntomas como debilidad o pérdida de apetito, es una emergencia. Podría tratarse de una gastroenteritis, una obstrucción intestinal o una intoxicación.

4. Dificultad para respirar o tos

Cualquier cambio en la respiración de tu perro es una señal de alarma. Esto incluye respiración acelerada, superficial, ruidosa (como un silbido), o una tos persistente que no desaparece. Estos síntomas pueden indicar desde problemas respiratorios como el colapso traqueal (común en razas pequeñas) hasta condiciones cardíacas graves o neumonía.

"Ante la duda, siempre es mejor pecar de precavido. Una llamada o una visita a tiempo al veterinario puede marcar la diferencia en la salud y el bienestar de tu mascota."

5. Cambios en la micción o cojera evidente

Observa los hábitos de baño de tu perro. Si notas que orina con más frecuencia, tiene dificultades o dolor al hacerlo, o hay sangre en su orina, podría tener una infección del tracto urinario o cálculos. Por otro lado, una cojera que no mejora en un día o dos, o la incapacidad para apoyar una pata, necesita una evaluación para descartar desde una simple torcedura hasta una fractura o problemas articulares como la displasia de cadera.

Conocer a tu perro es la mejor herramienta de prevención. Presta atención a su rutina y comportamiento diario. Si algo te parece "raro" o te preocupa, no dudes en contactar a tu veterinario. Tu instinto como dueño es invaluable.